Cultura mediática

Este blog está hecho con fines enteramente educativos. Será utilizado como recurso didáctico por el autor, con el objetivo de aprender el uso de medios ,como el Internet, para difundir ideas. Es un proyecto de la materia "Cultura Mediática" que pretende que el alumno desarrolle habilidades para mejorar la calidad de la información que se comunicará a través de este portal y ,en algún futuro, por los diversos medios existentes. Se espera de los lectores en general críticas constructivas y una retroalimentación acorde al contexto. Muchas gracias.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Fight club: El club del posmodernismo

La posmodernidad es una época tan extraña, como el hombre que vive en ella. Hoy en día hay muchos autores que dudan sobre la existencia de la posmodernidad, pues cómo puede existir algo más allá de lo "moderno". Sin embargo, ya sea porque de verdad existe una posmodernidad o por simples fines académicos, se ha denominado de esta forma a la etapa contemporánea que vivimos hoy en día.

Es cierto que somos la resulta de un largo y complejo sistema de procesos que ha estado ocurriendo en décadas y siglos pasados, sucesos y hechos, nos han moldeado hasta llegar al punto de formar la identidad que hoy en día podemos apreciar en el hacer y pensar de las sociedades.
Como todo concepto e idea, el posmodernismo se inserta en las artes. En lo que concierne, en el cine, como reflejo claro del pensar social, se aprecia esta corriente con mucha fuerza. Un ejemplo de esto es la película Fight Club, película estrenada en 1999, dirigida por David Fincher y basada en una obra literaria intitulada del mismo modo.
El personaje principal, desde el inicio, demuestra características propias del hombre proteico. El principio ahonda en un ambiente de intriga por ubicarnos en una escena fuera de un tiempo narrativo lineal, por no develarnos la identidad del personaje principal y por la narración atemporal del mismo protagonista. La película parece tener errores durante la reproducción, pero en realidad son ligeras escenas subliminales que intentan meter al espectador desde el comienzo a esta desequilibrada historia. Cortes de fracción de segundos donde se observa la silueta de Tyler, escenas que simulan el correr de una cinta cinematográfica, constantes efectos visuales con matices psicodélicos, las constantes prolepsis y analepsis en la línea temporal, la constante desespacialización, que va desde las escenas intermitentes entre una locación y otra, hasta el desprendimiento del lugar físico del personaje principal, de su propio cuerpo, que se supone habita Tyler, las intervenciones con el público, a pesar de existir una narración en tercera persona chocan con el estilo narrativo clásico, una mezcla entre una comedia de humor negro, una serie de acción y peleas y un drama de teatro. Claramente en lo que a formato y técnica cinematográfica se refiere, este largometraje presente abundantes características de un formato y técnica digna del posmodernismo.
En cuanto al personaje principal y temática de la historia, también se relacionan estrechamente con estas características del hombre moderno. La película en sí misma, es una crítica al consumismo y al sistema capitalista que vuelven de la vida algo efímero, sustancial, mundano, cosificado. Un hombre que aparentemente vive establemente pero que es víctima de esta sociedad líquida, que en la profundidad de su ser no es capaz de encontrar la felicidad, únicamente cuando se siente al borde de la muerte, es cuando se permite ser feliz (por eso es que asiste a todos los grupos de superación). Este personaje se ve envuelto en la disociación de su ser, su identidad fragmentada y escindida, símbolo de la sociedad esquizoide de nuestros tiempos, que plantea una conversación de dos individuos completamente diferentes, alter ego, que habitan en un solo cuerpo, un solo ente. La violencia proyectada en el filme no lo convierte en un filme violento, las escenas son creadas con la intención de aborrecer algo más allá de la sangre, que va más lejos que los golpes, y es la violencia interna, la auto-destrucción y el auto-sabotaje. Qué peor miedo que el del peligro, la violencia que habita en nosotros mismos, que de un momento a otro nos lleva a la muerte. La película es por sí sola una metáfora cruel de la lucha entre las nuevas generaciones y el mundo hedonista, consumista y publicitario.
La esquizofrenia, la segmentación, atemporalidad, la desubicación, el desequilibrio, la violencia, la euforia, la emocionalidad, imperan en esta película bipolar, pero ¿No estas características también habitan en la vida del hombre posmoderno? Tal vez esta película retrate de manera resaltada todos estos adjetivos que califican al hombre hoy por hoy, este personaje claramente tenía problemas de índole psicológico, podríamos incluso llamarlo "loco", no obstante la trama intenta  remarcar como nos estamos viendo, como nos estamos comportando, entonces tendríamos que preguntarnos ¿Estamos nosotros locos?, ¿Es la posmodernidad una locura?
El final no sólo es el derrumbamiento de unos cuantos edificios, es la representación de la caída de todo el sistema económico y de producción capitalista del siglo XXI, acompañado de una escena subliminal instalada por el travieso Tyler.




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